Vacunas en Niños

¿Debo vacunarme durante el embarazo? ¿Qué vacunas debe recibir mi bebé? Resolvemos todas tus dudas

Es probable que tu bebé necesite recibir vacunación al poco tiempo de nacer. Es por esto que, para tu tranquilidad, hemos escrito este post en el que tratamos de clarificar las vacunas y pruebas que se le realizarán y la importancia de que las reciba adecuadamente para un desarrollo exento de problemas innecesarios.

Las vacunas infantiles son necesarias para poder desarrollarnos en una sociedad saludable, y sus efectos no son otros que evitar enfermedades que, gracias a la evolución de la medicina, hemos conseguido superar en relación a otras épocas en las que poco, o nada, se podía hacer por evitar posibles enfermedades a los bebés.

Así pues, echemos un vistazo a las vacunas y pruebas que vas a ir encontrándote durante y después de tu embarazo:

Últimas etapas del embarazo: vacunas y pruebas para la mamá.

Se trata de inyecciones que recibe la madre y de las que se beneficia su bebé. Estas son algunas de las vacunas más importantes durante las últimas semanas de embarazo:

Vacuna Tdap:

Todas las mujeres embarazadas deben recibirla entre las 27 y 36 semanas de su embarazo. No importa si ya la recibiste de niña, si tuviste una dosis de refuerzo siendo adulta o si la recibiste en un embarazo anterior, ha de inyectarse de nuevo.

Esta vacuna protegerá a tu bebé de tres enfermedades peligrosas como son el tétanos, la difteria y la tosferina acelular. Siendo esta última una dolencia especialmente nociva para ellos, dado que la mayoría de las muertes de recién nacidos que causa se debe a que son demasiado pequeños como para recibir esta vacuna en su propio cuerpo.

La Tdap va a producir los siguientes efectos:

1-     Va a fortalecer la inmunidad del niño y a reducir el riesgo de que contraigas estas enfermedades de otras personas.

2-     Va a permitir que transmitas a tu bebé anticuerpos a través de la placenta y tu leche materna, brindándole así una protección inmediata hasta que su sistema inmunológico se desarrolle lo suficiente.

La tosferina acelular se transmite a través de la saliva al hablar, estornudar o toser. En 2014 se diagnosticaron casi 33.000 casos en niños. Es importante señalar la importancia de asegurarse de que los hermanos, y los miembros de la familia que estarán más cerca del bebé, estén también al día de esta vacuna y de sus refuerzos. De hecho, según un estudio realizado en octubre de 2015 en la revista Pediatrics, la fuente más común de transmisión de la enfermedad a los bebés son los hermanos y familiares.

Vacuna contra la gripe:

Todas las mujeres embarazadas deben vacunarse contra la gripe, sin importar la etapa de gestación en la que se encuentren, durante la temporada del año en que esta enfermedad sea más común. Se trata de una enfermedad realmente peligrosa que puede llegar a producir partos prematuros e, incluso, la muerte.

Al igual que la Tdap, también protegerá al bebé después del nacimiento hasta, aproximadamente, seis meses después del nacimiento. Por otra parte, sigue siendo importante que el círculo íntimo de los padres esté también vacunado con ella y no tengan contacto con el recién nacido si son portadores de esta enfermedad.

Prueba de gonorrea y clamidia:

Es posible que la madre o el padre desconozcan que tienen estas enfermedades de transmisión sexual porque no siempre presentan síntomas, por lo que se aconseja hacer una prueba de rutina alrededor de la semana 32 de embarazo. Estas enfermedades pueden transmitirse al bebé durante el parto y pueden causar una infección llamada oftalmia neonatal que puede provocar la ceguera del niño.

Se trata de unas pruebas delicadas que, en ocasiones, provocan ciertas tensiones dentro de la pareja pues pueden arrojar falsos resultados positivos. No obstante, es primordial descartarlas en aras de un parto exento de infecciones innecesarias.

Prueba de estreptococo del grupo B (EGB):

Una de cada cuatro mujeres tiene esta bacteria en la vagina o el recto. Los estreptococos del grupo B, a menudo, no causan síntomas, siendo una bacteria que puede aparecer y desaparecer sin demasiado criterio, lo que significa que podrías dar positivo un mes y negativo al siguiente o tenerlo durante el embarazo pero no después, por lo que se recomienda detectarla, en su caso, durante la semana 35 o 37 de embarazo.

Esta bacteria puede transmitirse a los bebés durante un parto vaginal y puede causar infecciones como la neumonía o la meningitis. Antes de las actuales pruebas y profilaxis, ésta era una de las principales causas de muerte o discapacidad grave entre los recién nacidos sanos.

Si has dado positivo en (EGB), recibirás antibióticos por vía intravenosa durante el parto para evitar a tu bebé el contagio. No obstante, si ya has tenido un hijo afectado por estreptococo del grupo B en el pasado o has contraído una infección del tracto urinario de este tipo, simplemente se te suministrarán los antibióticos necesarios durante el parto y no habrá necesidad de hacerte ninguna prueba de detección.

Nota importante para padres primerizos: ¡No creáis todo lo que leáis en Internet! Hay muchos sitios web que ofrecen remedios naturales para curar estreptococos del grupo B con remedios que pasan por enjuagarse la vagina con vinagre de sidra o colocarse dentro un diente de ajo.

No hay evidencia alguna de que estas prácticas funcionen, por lo que, deja que sea tu médico quien te suministre los antibióticos testados idóneos durante el parto para evitar situaciones que no se puedan controlar convenientemente después.

Ya en el paritorio: ungüento para ojos e inyección de vitamina K:

Al poco de nacer tu bebé se le suministrará su primera inyección de vitamina K y un ungüento antibiótico para los ojos.

El médico aplicará un ungüento antibiótico llamado eritromicina en los ojos de tu bebé dentro de las dos horas siguientes a su nacimiento. Lo hará a través de los párpados y el gel se derretirá en sus ojitos sin causarle ningún daño, problemas de visión o dolencia.

La eritromicina neutraliza los gérmenes de la clamidia y la gonorrea que, de otro modo, podrían causar ceguera en los recién nacidos. Esta práctica es sistemática y se emplea siempre aunque la madre haya dado negativo en estas infecciones durante el embarazo.

La Inyección de vitamina K:

Se trata de la primera vacuna que recibirá tu hijo tras el parto. La vitamina K es fundamental para la estimulación de la coagulación que evite el sangrado. La razón de su aplicación tan temprana es que los bebés nacen con muy poca vitamina K, dado que la madre la suministra en muy poca cantidad a través de la placenta y la leche materna, por lo que se trata de un refuerzo de seguridad que evitará posibles hemorragias o coágulos.

Es una inyección rápida que no va a notar en absoluto. Muchos padres la rechazan alertados por una vieja leyenda surgida en los ´90 que relacionó esta vacuna con la leucemia infantil, superchería que, por otra parte, ha sido científicamente desvirtuada en la actualidad. Los principales riesgos de deficiencia de vitamina K pueden provocar sangrado intracraneal, una situación que puede conducir a una discapacidad a largo plazo, por lo que siempre será mejor prevenir que curar.

Antes de que te lleves al bebé a casa: vacuna, análisis de sangre y pruebas de detección:

Antes de salir del hospital hay algunas pruebas y vacunas que se deben realizar y suministrar al bebé para evitar riesgos futuros:

La vacuna contra la hepatitis B:

Se recomienda que los bebés reciban la primera de las tres vacunas contra la Hepatitis B al poco tiempo de nacer y que esta se prolongue durante los siguientes años de vida, al menos, hasta comenzar la escuela.

La hepatitis B es una enfermedad vírica que se transmite a través de la sangre y los fluidos corporales y que puede causar insuficiencia hepática como la cirrosis en el hígado. Si das positivo en esta infección, tu bebé recibirá una dosis de inmunoglobulina de hepatitis B, junto con la vacuna, para prevenir que la enfermedad le sea transmitida.

Pruebas de seguridad a niñ@os prematuros:

Los bebés que nacen antes de las 37 semanas o que pesan menos de 2 kilos corren el riesgo de sufrir problemas cardíacos y respiratorios. Es por esto que se les somete a una prueba de seguridad en una máquina que medirá su frecuencia cardíaca y los niveles de oxígeno de sus pulmones.

Prueba de audición:

Una medición necesaria para descartar que su capacidad auditiva esté mermada. Existen varios tipos de pruebas de audición y todas son rápidas e indoloras. Simplemente miden la respuesta de la criatura a los sonidos y se descartan posibles problemas en su sistema receptor que se pudieran solucionar en sus primeros años de vida.

Si el bebé no pasa la prueba de audición, no significa necesariamente que tenga pérdida de oído; eso lo determinarán las pruebas de seguimiento que se realicen a raíz de las primeros test auditivos. La pérdida de audición puede afectar la capacidad de un niño para desarrollar convenientemente la comunicación, el lenguaje y las destrezas sociales. Cuanto más rápido reciban ayuda a una posible pérdida auditiva, más probable es que logren todo su potencial a lo largo de los años.

En conclusión, la salud de tu bebé va a ser siempre lo más importante. Vivimos tiempos en los que la medicina y la ciencia han evolucionado a un punto en que cualquier posible eventualidad en su salud puede ser corregida y tratada de forma inmediata, por lo que es muy importante que te dejes aconsejar y tratar por profesionales, evitando remedios o costumbres no demasiado recomendables ni probadas como para asegurar la perfecta salud de tus hijos.

Share this Post

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*
*